::: Dinámicas para tutoría :::
Las FARC tras la presidencia de Álvaro Uribe
En Colombia.
Emilio / Martes 20 de abril de 2010
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Las operaciones militares que marcaron historia en el gobierno Uribe y otros asuntos en seguridad.

Al día siguiente de asumir el cargo, 8 de agosto de 2002, el presidente Uribe viajó a Valledupar y lanzó allí su política de seguridad democrática, una estrategia que marcaría sus 8 años de Gobierno.

Hacer un balance sobre el estado actual de la Farc, tras ocho años de duro enfrentamiento con los gobiernos presididos por Álvaro Uribe Vélez es un desafío importante ya que las cifras disponibles no siempre son consistentes y las informaciones abiertas al público son fragmentarias, imprecisas y ocultan sesgos importantes. Pero lo es más porque existe siempre la tentación de formular conclusiones a cuestiones de alto interés nacional -¿es alcanzable la paz?- a partir de información que poco aclara la intención política de las partes en conflicto.

En todo caso, es necesario afirmar que la guerrilla de la Farc ha sufrido un debilitamiento sustancial en lo concerniente a su capacidad militar. Entre 2002 y abril de 2010, las estadísticas oficiales indican que se abatieron 13.703 guerrilleros, se produjo la captura de más de 36 mil insurgentes y la desmovilización de otros 18 mil.

Aún si las guerrillas contaran con la flexibilidad necesaria para renovar sus bases en un 84 por ciento (de cada 100 guerrilleros muertos, capturados o que abandonan sus filas se podrían incorporar 84 nuevos), según indica un estudio de la Universidad Nacional, éstos son jóvenes menores de 18 años, sin experiencia de combate o ideología. En tales condiciones, los nuevos reclutas serían indiferentes a engrosar las filas de cualquier grupo armado competidor - ’Águilas Negras’, narcotraficantes, grupos delincuenciales, los cuales ofrecen condiciones de ingreso similares - lo cual pone en tela de juicio la solidez de sus vínculos con las guerrillas.

Algunos analistas estiman que las Farc sufrieron una reducción del 50 por ciento de su pié de fuerza en el período. De la misma manera, ha perdido la mitad de sus frentes de combate (de 66 a 33) y un número importante de cuadros medios, vitales para la conducción de la guerra. Adicionalmente, han caído en combate o han sido apresados por el Gobierno ocho miembros del Estado Mayor Central y tres del Secretariado, un fortísimo golpe a la estructura de conducción estratégica de esta guerrilla.

Como si fuera poco, el investigador Camilo Echandía estima que las Farc han experimentado una caída de ingresos del 60 por ciento desde 2002. Aunque ésta organización hace presencia en zonas de cultivos ilícitos, enclaves agrícolas y zonas de explotación petrolera y minera, no ha podido consolidar su dominio ni puede sostener operaciones militares prolongadas en ellas. También es evidente que las cadenas de aprovisionamiento logístico, las comunicaciones y el acceso a recursos para continuar la guerra han sido debilitadas.

Todo ello explica la urgencia del repliegue estratégico de las Farc, su retorno a las prácticas de guerra de guerrillas, el minado de extensos territorios, el recurso a francotiradores y a los ataques selectivos en un intento por desmoralizar a las tropas, en fin, su decisión de persistir en el sabotaje para presionar el pago de extorsión (25 atentados contra los oleoductos y 52 contra las torres de energía en los cuatro primeros meses de 2010).

Tras ocho años de guerra contra las Farc, ésta organización tiene no solo poco margen de maniobra militar y un muy reducido espacio de maniobra política, a pesar de su eventual presencia internacional.

Son pobres las perspectivas para esta organización vivan como pez en el agua. Lo trágico, como me lo advirtió un amigo, es que el país aún no cuente con un nombre para la victoria.

JAVIER TORRES V. Coordinador Doctorado en Estudios Políticos, U. Externado

Fuente original de este artículo: EL TIEMPO.



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