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DECLARACIÓN del Sexto Encuentro Internacional de la Marcha Mundial de las Mujeres
Yolanda jb / Domingo 16 de julio de 2006
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Lima, 9 de julio de 2006. Nosotras, mujeres de la Marcha Mundial, venidas de 31 países de todo el mundo, reunidas en nuestro Sexto Encuentro Internacional en Lima, Perú, del 2 al 9 de julio 2006, rechazamos la globalización neoliberal y patriarcal, la militarización y la imposición de los acuerdos dichos de “libre comercio” por sus efectos devastadores sobre las mujeres y los hombres, los pueblos y el planeta.

Nosotras luchamos por erradicar la pobreza y la violencia y por la construcción de un mundo basado en la libertad, igualdad, justicia, solidaridad y paz. Unimos nuestras fuerzas para contrarrestar la impunidad, las intervenciones y agresiones extranjeras y para lograr nuestra soberanía alimentaria. Actuamos en alianza con otros movimientos sociales, que como nosotras, están resistiendo y tomando acciones en todos los rincones del mundo. Nosotras creemos que es posible crear este mundo.

Para las mujeres esta globalización neoliberal y patriarcal se traduce en un retroceso en todas las esferas de su vida, tanto en lo público como lo privado. Se vive un aumento, del sexismo, de los fundamentalismos religiosos, del conservadurismo, de la xenofobia y del racismo. Los derechos sociales, sexuales y reproductivos que las mujeres han logrado en los últimos años, por ejemplo el acceso legal y seguro al aborto, están siendo son cuestionados en varios Estados. Las mujeres tienen cada vez menos acceso a obtener un trabajo digno, de justa remuneración, mientras continúan haciendo el trabajo doméstico. Se incrementan las discriminaciones contra las lesbianas, mujeres migrantes, mujeres que viven con incapacidades de todo tipo y contra otras mujeres marginadas. La pobreza de las mujeres aumenta, incluso dentro de los países llamados “ricos”.

Nosotras denunciamos que, para satisfacer el consumo desenfrenado de recursos de los Estados Unidos y sus aliados en Europa o en otras partes del mundo, impulsan guerras a través del mundo e imponen tratados económicos que impiden la soberanía alimentaria de los pueblos, confrontan su autonomía política, la paz y el derecho de las personas a circular libremente. Ellos hacen esto en nombre de la guerra contra el terrorismo. Usan las organizaciones financieras internacionales (FMI, BM, OMC), imponen los tratados y crean áreas dichas de « libre comercio » para las transnacionales quienes sacan de estas guerras enormes ganancias.

Estas políticas causan el agotamiento de los recursos naturales, que son propiedad de los pueblos que siempre las han valorado y usado para producir alimentos y medicinas. Estas guerras se acompañan de múltiples formas de violencias, particularmente hacia las mujeres, las cuales son violadas, violentadas, prostituidas, usadas como esclavas sexuales y asesinadas; las mujeres sufren traumas físicos (mutilaciones, heridas y el incremento del VIH/SIDA) y traumas sociológicos profundos.

Denunciamos los feminicidios y la utilización del cuerpo de las mujeres como terreno de batalla y botín de guerra.

Estas políticas aumentan también el tráfico de seres humanos, particularmente de niñas y mujeres a las que se les considera su cuerpo como mercancía, fuente de ganancias para las organizaciones criminales. Hoy en día, las ganancias adquiridas de la trata de mujeres y de la prostitución constituyen la tercera fuente de ganancias en el mundo, después del tráfico de armas y de drogas.

Estas guerras destruyen las poblaciones civiles, causan desplazamientos, privan a las campesinas y campesinos del acceso a la tierra, al agua y, por lo tanto, les impide la producción de alimentos necesarios para su sobrevivencia. Por varios años, existe la circulación de una gran cantidad de armas, como en la región de los Grandes Lagos Africanos, en Colombia y, a través del mundo donde existen conflictos armados desde muchos años.

Además, hemos visto la instalación de bases militares y de bloqueos políticos y económicos, como en las Filipinas y en Cuba respectivamente, así como en otros países del mundo. Hay territorios ocupados e invadidos por fuerzas extranjeras en donde los gobiernos pierden la posibilidad de su soberanía. Nosotras, denunciamos particularmente las intervenciones militares de EE.UU. en Irak y Afganistán, las agresiones y la ocupación de Israel en Palestina y en otros países árabes. Nosotras exigimos el retiro de todas las fuerzas que ocupan estos países, el desmantelamiento de todas las bases militares, la destrucción de las armas y el fin de los bloqueos políticos y económicos.

Nosotras reconocemos que las mujeres de los pueblos indígenas, populaciones indígenas, populaciones tradicionales y afrodescendientes son sabias y protectoras de la naturaleza. Exigimos respeto de sus territorios y culturas. La privatización de los recursos naturales, el agua, el aire, la biodiversidad y la propiedad intelectual causan una pérdida de soberanía y el empobrecimiento generalizado de los pueblos y las naciones.

Las guerras y los ataques a la soberanía de los pueblos son fruto del modelo patriarcal y capitalista que denunciamos y rechazamos. También denunciamos el deterioro de las responsabilidades sociales de los Estados, la pérdida de soberanía y de legitimidad de los gobiernos, en donde la corrupción y la impunidad reinan. Cuando un gobierno se somete a los dictámenes de otro país o de una institución financiera y cuando la búsqueda de ganancias se hace en detrimento del bienestar de las mujeres, de los hombres y de los pueblos constatamos un retroceso enorme en el respeto a sus derechos.

Nosotras apelamos a nuestras aliadas y aliados a unirse en esta lucha. ¡Juntas y juntos podremos cambiar la vida de las mujeres. Cambiaremos el mundo!



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